El Papa Francisco ha dejado un legado marcado por la humildad y la cercanía al pueblo, aspectos que se reflejan en su testamento, recién publicado tras su fallecimiento. En él, el pontífice solicita una última morada sencilla y sin adornos, una decisión que recuerda su estilo de vida austero. Francisco ha solicitado ser enterrado en un nicho de la Basílica Papal de Santa María la Mayor, específicamente en la nave lateral, entre la Capilla Paulina y la Capilla Sforza. La única inscripción en su sepulcro será su nombre: «Franciscus». Esto se alinea con su visión de la vida y la muerte, marcada por la espiritualidad y un profundo sentido de servicio a los demás.
El testamento, fechado el 29 de junio de 2022, fue hecho público después de su deceso ocurrido a las 07:35 horas del lunes. Francisco, quien falleció a los 88 años tras sufrir un ictus cerebral, se despidió de sus fieles a través de este documento que resuena con su habitual cercanía a la gente. En sus palabras, expresa su deseo de descansar en la misma Basílica donde preside la imagen de la Virgen Salus Populi Romani, a quien hizo partícipe en su viaje espiritual y ministerial, confiando en que la Madre de Dios interceda por él en el más allá.
La sencillez elegida por Francisco se convierte en un poderoso símbolo de la vida que él predicó y vivió. Rechazando cualquier ostentación, su voluntad de ser recordado solo por su nombre destaca su fe en la vida eterna y su deseo de unirse a Dios en el futuro. A lo largo de su papado, el Papa ha enfatizado la importancia de la humildad y el servicio hacia los menos favorecidos, un mensaje que quiso llevar también a su última morada. La ausencia de decoraciones en su tumba no solo representa su forma de vida, sino también un recuerdo de que la verdadera riqueza proviene de las acciones y no de los bienes materiales.
En su testamento, Francisco también menciona la disposición de los gastos para su entierro, que será cubierto por un benefactor que ha designado para este propósito. Este gesto demuestra su atención a los detalles y a la responsabilidad, asegurándose de que todo esté en orden y no se generen cargas adicionales para la Iglesia. Además, ha transmitido instrucciones específicas a Monseñor Rolandas Makrickas, mostrando una vez más su dedicación a la organización y al servicio dentro de la comunidad religiosa.
El Papa concluyó su testamento con un mensaje de gratitud y esperanza, reconociendo a aquellos que lo han amado y orado por él a lo largo de su vida. Su ofrecimiento al Señor de los sufrimientos en la última parte de su vida se extiende como un deseo de paz y fraternidad entre los pueblos. Un testamento que no solo marca su despedida, sino que también invita a la reflexión sobre su vida de servicio y el legado que deja a la humanidad.
