La situación de consumo de drogas en Chile ha alcanzado un nivel alarmante, con la Pasta Base, un derivado de la cocaína, siendo una de las sustancias más adictivas disponibles en el país. Este problema no solo afecta a los usuarios, sino que repercute en toda la sociedad, especialmente entre aquellos que viven en la calle y quienes se ven obligados a convivir con sus mascotas. La pobreza y la adicción crean un círculo vicioso donde la responsabilidad hacia los animales se desvanece, y en su lugar, se prioriza la obtención de la droga, dejando a los más vulnerables sin protección.
La vida de un consumidor de Pasta Base es crítica y angustiante. Muchos de ellos recurren a métodos delictivos para poder costear la sustancia, que tiene un precio accesible de 5.000 pesos por cinco dosis, lo que les asegura aproximadamente tres minutos de euforia. Sin embargo, ese corto periodo de felicidad es seguido por una profunda depresión, que refuerza su adicción y los empuja de nuevo al ciclo de consumo. Esta incessante necesidad de consumir solo perpetúa el sufrimiento y la criminalidad, afectando no solo al individuo sino también a la comunidad que lo rodea.
Por otro lado, la tenencia irresponsable de mascotas se ha convertido en un fenómeno paralelo a este problema de adicción. Muchas personas en situación de calle utilizan a los animales como escudos para pedir dinero, lo cual es una estrategia manipulativa para financiar su consumo de droga. Esta realidad plantea una dura pregunta sobre la protección de los derechos de los animales. Mientras que estos seres no tienen voz en la sociedad, su bienestar debe ser una prioridad para todos aquellos que abogan por la justicia social y animal.
En este contexto, se hace imperativo que las autoridades y la comunidad en general actúen para denunciar los casos de maltrato animal. Tanto Carabineros como la Policía de Investigaciones (PDI) cuentan con mecanismos para recibir estas denuncias y actuar en defensa de los derechos de los animales. Asimismo, es crucial que las personas que decidan tener una mascota asuman la responsabilidad necesaria. Desde el registro y vacunación de los animales hasta la obligación de responder civilmente por cualquier daño que puedan causar, estos pasos son esenciales para asegurar su bienestar.
El cuidado y la protección de los animales deben ser considerados un deber social. Con el fin de evitar que las mascotas sean utilizadas como herramientas para el consumo de drogas y el delito, se requiere la implementación de políticas más estrictas. La comunidad debe unirse para exigir acciones, ya que, aunque los animales no votan en las elecciones, para muchas familias son un pilar fundamental de su vida. Es tiempo de ser responsables y brindarles el cuidado y la dignidad que merecen.
