Marcelo Pérez, Grafiscopio

Marcelo Pérez Dalannays, creador de Grafiscopio: «Una herramienta para la educación y orientación en gráfica»

Marcelo Pérez Dalannays - Grafiscopio
Marcelo Pérez Dalannays, Director de Grafiscopio

Ser un profesional nuevo y no tener alguien que te guíe fuera de la universidad o instituto para comenzar a emprender o cosas que parecen debieran ser sencillas como saber cuánto cobrar, son algunas de las dificultades que tuvo que pasar Marcelo Pérez Dalannays, quien gracias a ello creó Grafiscopio.

Actualmente se ha convertido en una herramienta que no sólo utilizan profesionales del mundo gráfico en Chile, sino que también en Hispanoamérica comenzando a crecer y hacerse reconocida por los contenidos ofrecidos y el profesionalismo con que entregan cada información. Es así como Marcelo vislumbra que su proyecto, con alto sentido de colaboración, se transforme en una verdadera comunidad que agrupe a gráficos o profesionales de las artes de todo el mundo. Para eso ya se encuentra trabajando en contenidos en inglés, que permitan acercar a más personas a la plataforma, incluyendo la posibilidad de instaurar asesorías en línea.

Marcelo, ¿qué es Grafiscopio?

 Grafiscopio es un manual en línea con información para el ejercicio profesional de gráfica y artes visuales. O sea, todo lo que no te enseña la universidad o instituto: gestión (negociar con clientes, presupuestar obra gráfica o diseño, etc), derecho de autor y tributación. La academia ve la parte teoría y estrategia; Grafiscopio en cambio ve la parte práctica y táctica, el día a día, cómo convertir la actividad creativa en negocio rentable, sobre todo para profesionales independientes. El objetivo es llenar un vacío y tender el puente entre academia y mercado, entre la tableta de dibujo y el mundo real.

No somos asociación gremial, sindicato, colegio profesional ni empresa, sino un instrumento de educación, orientación y eventualmente, de denuncia. Nuestro público objetivo, toda profesión que que produzca o utilice imagen, por ejemplo, Diseño gráfico, Diseño Web, Arte, Ilustración, Fotografía, Publicidad y Producción audiovisual (Animación, Cine, Video).

¿Cuándo comienza a darte vueltas en la cabeza la idea de emprender?

Una vez leí que el emprendimiento no se aprende por cursos. Más bien, es un perfil psicológico que, entre otras características, se vincula a un historial familiar y en mi caso vendría por mi abuelo materno (que en paz descanse), uno de los artífices de la primera planta COPEC en Iquique, como descubrí en un calendario conmemorativo de los 70 años de la compañía.

Por mi parte empecé trabajando empleado en agencias y empresas de retail, pero pronto descubrí que no funciono en el esquema tradicional de oficina, con jefatura, horario, etcétera, soy demasiado autónomo, incluso disperso (la noche es mi hora más productiva) y eso me lleva espontáneamente a generar proyectos a mi pinta. Antes de Grafiscopio, fundé o fui parte de dos emprendimientos de diseño y gastronomía y arrendé 3 oficinas hasta atinar que mi lugar predilecto de trabajo es la habitación (una tendencia cada vez más creciente en EE.UU y en Chile).

¿Cómo nace Grafiscopio?

Empezó por una infracción a mis derechos de autor, de parte de un cliente. Aunque ésta fue apenas la gota que rebalsó el vaso. Para entonces yo llevaba 15 años como ilustrador freelance y había visto infinidad de abusos, pero también había cometido multitud de errores y todo por causa de desconocimiento e informalidad. Sencillamente no había quién enseñara o protegiera a los que trabajamos de forma independiente. Me di cuenta que la academia te entrena para buscar empleo o crear empresa, pero entre medio hay una tierra de nadie muy numerosa y que hoy tiene forma, peso y nombre: los freelancers (un tercio de la fuerza laboral de EE.UU, y en Chile ya se empina sobre el 20%).

La meta inicial era crear el primer tarifario nacional por servicios profesionales gráficos. Una app bastante ambiciosa que finalmente deseché por razones que explico en un artículo y porque los tarifarios infringen leyes de libre competencia.

¿Fue difícil poner en pie tu idea?

El principal escollo era la falta de información local y de expertos en la materia. De partida los mejores contenidos son extranjeros y aunque muy buenos, no todos aplican a nuestra realidad o tienen matices importantes. Cuando empecé, y más aún durante mis años universitarios, pocos profesores tenían claro cómo cobrar o siquiera habían oído hablar de derechos patrimoniales. La tributación (boleta de honorarios, Formulario 29, etc) se aprendía dando palos de ciego y preguntando a colegas, lo que muchas veces resultaba en sendos errores. Así me quedó claro que al partir debería navegar en solitario sobre territorio no cartografiado, lo que tiene ventajas (convertirte en voz autorizada por default), pero también desventajas (no poder cotejar tu criterio con el de colegas que estén a tu nivel, tanto de trayectoria freelance como de docencia).

Como todo emprendimiento, la dificultad básica para levantarlo fue la falta de recursos: tiempo y dinero. Tuve que hacer espacio entre mi jornada laboral y cubrir con mi bolsillo la consulta a abogados para generar contenidos (artículos, contrato tipo, etc).

Marcelo Pérez, Grafiscopio
Marcelo Pérez Dalannays, Grafiscopio

¿Con qué tipo de dificultades te encontraste en el camino y cómo las fuiste superando?

Básicamente la inercia y renuencia del propio medio, ya que operar un cambio cultural es proceso a largo plazo, y más cuando los obstáculos provienen tanto de clientes como de los propios creativos que no ejercen su labor de manera profesional, quedando expuestos a infracciones o pagos pendientes. Por fortuna con el tiempo empecé a ver señales concretas de que muchos estaban practicando lo que predico y ahí estaba la prueba de que Grafiscopio se había convertido en referente.

La ausencia inicial de expertos dispuestos a ayudarme dio paso a redes de contacto clave para reforzar contenidos y flancos hasta entonces débiles: hoy Grafiscopio cuenta con un equipo externo de especialistas y docentes (abogado, agente editorial, contadora, empresario) y un sinnúmero de seguidores que han ofrecido ayuda desinteresada, desde difusión hasta programación. En cuanto a la limitación financiera: fue superada entregando valor, lo que se convirtió en fuente de ingresos a través de talleres, charlas y asesoría a planteles de educación superior. También he recibido múltiples ofertas de índole publicitaria, aunque las he declinado por sentir que condicionan la credibilidad del proyecto, al menos en esta etapa.

¿Cuál ha sido la recepción del público?

Muy satisfactoria; incluso ha superado mis expectativas. Entre mis seguidores y promotores no solo hay artistas gráficos de toda Hispanoamérica, sino también directores de escuelas universitarias, profesionales consagrados, estudios jurídicos (nacionales, de España y Centroamérica), marcas, personalidades políticas y de medios, quienes recomiendan activamente el sitio, según me han informado.

Como toda iniciativa de este tipo y con una marcada orientación comercial y utilitaria (para tender un puente entre arte y negocio, entre artistas y empresa) el proyecto tiene voces disidentes, aunque son muy menores en relación a las de apoyo y elogio. De todas formas presto atención a la crítica, pues suscribo la tesis de Bill Gates: “tus clientes más insatisfechos son tu principal fuente de aprendizaje”.

¿Hacia dónde estás enfocando a futuro Grafiscopio? ¿Qué es lo que te gustaría conseguir con tu idea?

Aspiro a generar una plataforma y comunidad tipo AIGA (USA) o ACID (UK), que defina un protocolo de desempeño profesional y raye la cancha en negociaciones por obra gráfica, en beneficio de creativos y clientes. El próximo paso es expandirme hacia el extranjero (con contenidos en inglés y videos aplicables a toda hispanoamérica). De momento estoy estudiando mecanismos de financiamiento y pretendo ofrecer cursos y asesoría en línea, así como organizar eventos tipo feria laboral o Creative Mornings, que permitan el diálogo e interacción entre creativos y clientes, pues el trabajo conjunto de ambos pondrá a las industrias creativas nacionales en el sitial que merecen y no te hablo en sentido espiritual, sino muy concreto, pecuniario, como explica la guía Economía Naranja (2013) del BID. Hay un yacimiento de oro verde bajo nuestros pies, y todavía no lo saben empresarios ni los propios creativos.

¿Cuáles recomendaciones darías tú para un emprendedor?

Primero, entender que esto no es para todos y que no tener perfil emprendedor no es un déficit, simplemente naciste para otra cosa. Emprender exige cierto gusto por dirigir, capacidad de auto-motivación y autodisciplina, tolerancia al riesgo, soledad, estrés y frustración. Si no tienes lo necesario, mejor ser empleado. La pasarás mejor.

Segundo, entender que las cosas no resultan de la noche a la mañana. Antes de cosechar hay una larga etapa de cultivo y sacrificio. En mi caso implicó trabajar gratis, destinar ahorros a esto, trasnochar hasta altas horas de la madrugada investigando y generando artículos, etc. Todavía estoy lejos de poder dedicarme exclusivamente a Grafiscopio, pero acepto que el camino empedrado es el único que conduce al pavimentado.

Tercero, no busques validarte según el canon convencional. Una frase que me identifica: “you will never influence the world by trying to be like it”: No necesitas una oficina, llenarte de certificaciones académicas, ponerte el traje de ingeniero comercial ni replicar las fórmulas de otros, porque terminarás siendo los otros.

Finalmente, saber que todo se devuelve para bien cuando ofreces valor, algo que sirva a las personas. Grafiscopio busca aportar a mi sector, evitar que pisen el campo minado que yo pisé, facilitarles el trabajo, la vida. Si mi motivación fuese mezquina, cortoplacista o un mero asunto de ego, este proyecto ya habría desaparecido. Si tengo miles de seguidores y he generado ingresos es porque han reconocido valor y mientras ese sea el norte de un emprendimiento, los ingresos llegarán por añadidura, por simple lógica.

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