Elegido docente emprendedor del año, el profesor Egoitz Etxeandia digiere con humildad el reconocimiento adquirido a sus 35 años.
Profesor de Lauaxeta Ikastola, en septiembre cumplirá seis años impartiendo clases a sus alumnos en el centro donde se formó desde los 2 hasta los 18 años.
Premio al Docente Emprendedor del año a nivel estatal. ¿Qué siente con este reconocimiento?
—Lo primero, asombro, sorpresa y una felicidad muy grande. Soy profesor de economía, business y matemáticas. Fuera de las horas lectivas intento crear proyectos emprendedores con objetivos sociales y basados en la economía circular con el alumnado. Para ello, siempre ando mareando, enredando y pidiendo favores al resto de profesores porque, para realizar este tipo de proyectos, necesitas colaboración y ayuda de los demás. De alguna forma, este premio es el reconocimiento al trabajo que llevo haciendo los últimos años otorgado por un estamento oficial y con peso en este sector.
¿Por qué quiso participar en este programa?
—Siempre me ha gustado meterme en diferentes salsas. A finales del mes de marzo me llamaron de Madrid de la Fundación Junior Achievement. Me cogió por sorpresa, ya que me dijeron que alguien me había nominado para el premio Docente Emprendedor del año. Si quiero entrar en el proceso mando un vídeo currículum explicando los proyectos emprendedores realizados en los últimos años, una carta de recomendación de un alumno que haya generado algún impacto positivo y la carta de recomendación de algún director que haya tenido en los últimos años. En este caso, de Aitor Pagaldai de Lauaxeta. También pensé que si alguien me ha nominado será que me ha visto capaz de recibir este premio, por lo que intenté cumplir los criterios de evaluación que me pedían de la mejor manera posible.
Un año más, la participación de los docentes ha sido muy elevada.
—En la publicación que me mandaron me felicitaban diciéndome que había sido uno de los 26 seleccionados entre más de 140.000 profesores que han presentado la candidatura en toda Europa. No sabemos del total cuántos proceden del Estado, pero independientemente de eso, se trata de un premio muy grande.
¿Valores de un emprendedor?
—La persona emprendedora es aquella que posee una visión de lo que quiere hacer y bien por un camino o por otro, llega a materializar esa idea. Muchas veces se verá que no será capaz de realizarlo por ella misma por diferentes causas y creará una red para cumplirlo.
¿Cómo trasmite esa formación a sus alumnos?
—El gen emprendedor en la mayoría de los casos es algo innato y no siempre va de la mano de una brillantez académica de sacar dieces. Hay gente que tiene esa chispa, ganas de comerse el mundo; sabes que por un lado u otro al final pelea, lo consigue y llega. Al principio de curso animo al alumnado a crear una idea de negocio. Ellos la definen y la defienden.
¿Qué proyectos son esos?
—Primero desarrollamos una empresa recolectando residuos de latas y botellas de plástico con puntos de recogida en toda la comarca, Circulart. Con los residuos recogidos hacíamos una línea de mobiliario retro desde taburetes, sofás hasta portabolis. También generamos una empresa, Ekoxaboiak, que transformaba en jabones ecológicos los sesenta litros de aceite usado al mes de la ikastola.
¿Algún proyecto en época de covid?
—Maskbags. Viendo que en 2020 un total de 3,5 billones de mascarillas quirúrgicas azules que vemos en el día a día terminaban en los océanos, más que medusas en este momento, hablamos con IMQ y Osakidetza, definimos un protocolo de desafección eficiente con ellos para conseguir casi 5.000 mascarillas quirúrgicas con el objetivo de transformarlas en bolsas de tela para la compra. Otro proyecto realizado que ha recibido el premio nacional de miniempresa joven del año (Sleeptile) han sido unos azulejos hechos con impresoras 3D. En la época covid he sido aitatxo y uno de los problemas más grandes fue dormir a Peio. La única forma de hacerlo era buscando los azules de traqueteo de enfrente de los pasos de cebra. Al no poder salir de casa, cuando fui al supermercado tomé las medidas de las baldosas, las rediseñé en 3D para ponerlas en su cuarto y vimos que funcionaba a las mil maravillas. Lo testamos con diferentes familias y me planteé incluso el hecho de producirlo a nivel industrial, pero la idea se quedó en stand by. Este año se me ocurrió darles la idea a los alumnos para convertirlo en un proyecto empresarial. Lo hicieron tan bien que lograron el racionamiento estatal.
Fue candidato también a alcanzar el galardón a nivel europeo.
— Ganó un sueco muy majo. Tuvimos la suerte de, a través del foro del certamen, crear una red Junior Achievement European Teachers 2021 y con ganas de poder emprender con ellos algún proyecto educativo en los próximos años. El premio nacional resultó ya un éxito inesperado totalmente y ahora el sentirme parte de una red de profesores emprendedores con unos proyectos increíbles a nivel europeo, pues es también increíble.
¿Con el reconocimiento logrado habrá subida de salario?
—No lo habrá porque creo que como profesor no trabajamos únicamente por dinero. Me gustaría que el premio constate un trabajo bien hecho hasta ahora demostrando que ha generado un impacto positivo a los estudiantes. Sí que pediría a la dirección más horas liberadas para poder seguir creando proyectos, afianzar los que ya hemos lanzado estos últimos años y, sobre todo, crear las cooperativas escolares de Lauaxeta y los proyectos que estén por venir.